La Betarraga, remolacha o betabel son algunas denominaciones de esta hortaliza de tierra, una raíz que pertenece a la familia de las Quenopodiáceas a la que también pertenecen la acelga y la espinaca. Si se detienen a observar las hojas de la betarraga, que por cierto son comestibles, verán similitud con estas dos verduras mencionadas.
Cien gramos de betarraga aportan 44 calorías (una unidad de betarraga aporta alrededor de 120 calorías, algo similar a 2 rebanadas de pan molde). Esto se debe a su aporte de azúcar (9,6 gramos) y de proteínas 1,7 gramos. No contiene colesterol ni es muy buena fuente de vitaminas salvo el ácido fólico (80 microgramos en 100 gramos de betarraga), esto hace que sea muy recomendado para mujeres en edad reproductiva y gestantes.
El color rojo púrpura de este vegetal así como su capacidad de colorear, gracias a un pigmento natural de tipo Betalainas ha generado una serie de investigaciones científicas. Entre los hallazgos descritos está el efecto antihipertensivo, beneficios en la pigmentación para el vitíligo, preventivo del cáncer y mejoramiento del rendimiento físico en actividad de alta intensidad.
La remolacha es un alimento del que no deberíamos de prescindir. Es una hortaliza muy energética que es muy aconsejada en casos de anemia, enfermedades de la sangre y convalecencia debido a su alto contenido en hierro, también es rica en azúcares, vitaminas C y B, potasio y carotenos. El azúcar contenida en la remolacha es la sacarosa.
Se puede comer en ensaladas o cocida, pero mantiene mejor las propiedades cuando está cruda, si la cueces, hazlo con la piel y se la quitas después, no es aconsejable comprarla envasada pues ha perdido gran parte de sus propiedades curativas.
Es laxante por lo que combate el estreñimiento y las molestas hemorroides. También es un buen remedio para mejorar la función hepática y para las infecciones en la vejiga urinaria.
Las remolachas son particularmente ricas en folate. Se ha encontrado que el ácido folate y ácido fólico previenen defectos de nacimiento del tubo neural (nervioso) y ayudan contra enfermedades cardíacas y anemia.
Las remolachas también tienen alto contenido de fibra, soluble e insoluble.
La fibra insoluble ayuda a mantener su tracto intestinal trabajando bien, mientras que la fibra soluble mantiene sus niveles de azúcar en la sangre y colesterol controlados.
Prevención de enfermedades
La remolacha contiene pigmentos llamados antocianinas, de acción antioxidante y que le dan su color característico. Los antioxidantes bloquean el efecto dañino de los radicales libres.
La respiración en presencia de oxígeno es esencial en la vida celular de nuestro organismo, pero como consecuencia de la misma se producen unas moléculas, los radicales libres, que ocasionan a lo largo de la vida efectos negativos para la salud a través de su capacidad de alterar el ADN (los genes), las proteínas y los lípidos o grasas.
Existen situaciones que aumentan la producción de radicales libres, entre ellas el ejercicio físico intenso, la contaminación ambiental, el tabaquismo, las infecciones, el estrés, dietas ricas en grasas y la sobre exposición al sol.
La relación entre antioxidantes y la prevención de enfermedades cardiovasculares es hoy una afirmación bien sustentada. Se sabe que es la modificación del llamado “mal colesterol” (LDL-c) la que desempeña un papel fundamental en el inicio y desarrollo de la aterosclerosis. Los antioxidantes bloquean los radicales libres que modifican el llamado mal colesterol, con lo que contribuyen a reducir el riesgo cardiovascular y cerebrovascular. Por otro lado, unos bajos niveles de antioxidantes constituyen un factor de riesgo para ciertos tipos de cáncer y de enfermedades degenerativas.
Alteraciones de la glándula tiroides
El desarrollo de bocio se asocia a un crecimiento de la glándula tiroides que interviene en la regulación del metabolismo.
La aparición de esta enfermedad está relacionada con un consumo muy bajo o nulo de yodo.
Las dietas deficientes en yodo son más comunes en países desarrollados.
Dicha deficiencia puede desaparecer con el empleo de sal yodada, aunque también existen alimentos que aportan este mineral, como es el caso de la remolacha, puesto que, junto con el ajo y la acelga, es la hortaliza más rica en yodo.
Entre las propiedades de la remolacha encontramos el folato. El folato previene deficiencias nerviosas de nacimiento, enfermedades cardíacas y anemia.
También poseen un alto contenido en fibra soluble e insoluble. La fibra soluble conserva los niveles de azúcar y colesterol en la sangre, mientras que la fibra insoluble mantiene el buen trabajo del tracto intestinal. Contiene moderado valor calórico y bastantes hidratos de carbono. Posee vitaminas del grupo B (B1, B2, B3 y B6).
Sus propiedades nutricionales, por cada taza de remolacha cocida o cortada en rodajas, son:
Proteína: 1,5 gramos.
Hidratos de carbono: 8,5 gramos.
Fibra: 1,5 gramos.
Potasio: 259 miligramos.
Fósforo: 32 miligramos.
Folato: 53,2 microgramos.
Vitamina A: 58,5 unidades internacionales.
Su consumo debe ser moderado y utilizado como ingrediente en ensaladas o verduras hervidas. Se puede comer cruda, hervida o cocida, pero conserva mejor sus propiedades cuando está cruda. En el caso de comerla cocida hay que hervirla o cocinarla con la piel y luego retirársela.
No es recomendable comprar las que ya vienen envasadas ya que carecen de la mayoría de sus propiedades curativas.
La mejor forma de aprovechar todos los beneficios de la betarraga es consumirla cruda, sin embargo cocida mantiene la mayoría de nutrientes pero disminuye algo de fibra y ácido fólico. El extracto de betarraga es rico en antioxidantes, azúcar y minerales, esta forma es más adecuada para deportistas, personas muy activas. Es ideal como ingrediente de ensaladas y jugos.
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