La gran trampa que muchos hombres y mujeres se tienden a sí mismos, y lo que hacen es buscar en los lugares y con personas que nada tienen que ver con ellas.
Aunque también el querer con tantas ansías estar en pareja generaría estados de ansiedad que tienden a “espantar”, según cuenta Andrea Burón Correa, de Árawa, Centro de Terapias Integrales.
Pero las razones pareciera que son más profundas. La especialista cree que está relacionado con problemas no resueltos con los padres, con las expectativas, con la repetición de patrones heredados, con la falta de autoestima y confianza en sí mismo.
“Detrás de todo eso se encuentra el diseño divino de la vida de cada uno, o el plan perfecto de su alma. Robert Schwartz habla de eso con bastante profundidad en el libro ‘El plan de tu alma’ y explica cómo antes de nacer los seres humanos elegimos los eventos que viviríamos en nuestra vida para cumplir el propósito con el que vinimos, tanto los eventos ‘dolorosos’ como los ‘positivos’”, sostiene.
Otras tendencias, dicen que las desavenencias entre las parejas que hacen imposible el encuentro, se deben a que los hombres son de Marte y las mujeres de Venus o que las mujeres deben ser cabronas para atraer a un hombre.
“Pero por más que leamos libros sobre estos temas, si no hemos aprendido los caminos del amor, si seguimos engañándonos a nosotros mismos, traicionándonos, faltándonos el respeto y dejando que los otros también lo hagan, seguiremos creyendo que no somos merecedores del amor”, agrega.
Su afirmación se relaciona con un punto importante, la autoestima. “Si mi esencia no es ser ‘cabrona, como lo aconseja uno de los libros, me voy a convertir en algo que no soy, sólo para atraer a un hombre… y puedo hacerlo, pero en cuanto ese hombre que se sintió atraído por una máscara, descubra lo que hay detrás, dejará de sentirse atraído, y esa relación terminará”, dice.
¿Qué hacer?
Por tanto, Andrea Burón, aconseja que el primer gran paso es conocerse a sí mismo, aceptarse, respetarse, ser fiel a sí mismo y amarse, porque argumenta que recién ahí se puede empezar a atraer a las personas correctas a nuestro lado.
“Es en este camino de autoconocimiento y autorrealización donde empezamos a despojarnos de los miedos que aprendimos desde que éramos pequeños”, afirma. En ese sentido, anima que el camino más fácil es ser uno mismo. Pero para serlo, habrá que sacarse el ego, las caretas, todo lo que se cree que uno es, para que desde ese lugar y con pasión se pueda realizar la misión de vida. Así, todo fluiría y la pareja se presentaría naturalmente.
“Tenemos que desandar los caminos del desamor, como dice Osho en su libro ‘Aprender a Amar’, donde entendemos que no sabemos lo que es verdaderamente el amor, porque cuando pequeños a la mayoría nos enseñaron que el amor era condicionado o requisito a portarse bien, comerse la comida y sacarse buenas notas.
Nacimos sabiendo lo que era el amor y luego lo olvidamos”, apunta. La terapeuta sostiene que cuando eliminamos las voces del pasado empezamos a liberarnos para experimentar el amor, porque dice que el amor verdadero libera. Lo demás es apego, celos, posesión, deseo de dominación.
“En el amor verdadero no existen los celos, ni el apego ni nada de eso, solo el deseo profundo de una comunión con el otro, el deseo de felicidad para el otro, incluso si eso significa no estar a su lado”, determina.
Comenta que el amor necesita una atmósfera de gratitud, de agradecimiento y de no exigencia, de no expectación. Por lo tanto, aconseja que en vez de pensar en cómo recibir amor, hay que empezar a darlo. Si das, recibirás.
En ese sentido, la terapeuta del Método Rai, Magdalena Villa (magdalenavilla@gmail.com ) dice que lo fundamental es querer relacionarse con un otro para disfrutar, pero siendo consciente de quién es la pareja, los dolores que cada uno trae a la relación y jamás relacionarse desde el miedo a la perdida.
“Creo que el tema de fondo es amarse a uno mismo, conocerse, valorarse, para poder poner límites y también para poder brindarle al otro lo que soy capaz de brindarme a mi misma. Es súper difícil pedirle al de al lado que te valore, respete y ame incondicionalmente, si es que tu no conoces este estado en ti mismo”, opina.
Aprender a estar solos
Otro aspecto importante para llamar al amor es aprender a estar solos. Andrea Burón, sostiene que una persona madura es aquella que no necesita nadie a quien apegarse o en quien apoyarse. Es aquella que es feliz con su soledad, que puede sentirse feliz consigo misma. Su soledad no es asilamiento sino un retiro meditativo, una celebración.
“Cuando somos capaces de estar solos, el buscar pareja no se hace por necesidad, ni por deseo de que ‘alguien me complete y me dé todo lo que mis padres y la vida no me dieron’, entonces, le estamos dando a nuestra futura relación una base realmente sólida, basada en el deseo de compartir nuestro caminar junto a un ser amado y no basada en la necesidad de que el otro llene los vacíos que me ha dejado la vida”, reflexiona.
Asimismo, para Magdalena Villa la soltería puede ser una tremenda oportunidad para desarrollar la individualidad, para conocerse, reconocerse y amarse.
“Aprender a hacer distintas cosas, viajar, coquetear, conocer a otros sin el peso de la pareja ni toda la responsabilidad y expectativas que se generan”, anima. Ahora, otra gran tarea es develar si en esta soltería se esconde el miedo a estar en pareja y ser feliz porque eso se proyecta, de acuerdo a lo que postula Villa.
“Se nos nota cuando estamos heridos y tratamos de esconderlo, donde muchos empiezan relaciones pero desde una coraza autoimpuesta, entonces el juego es intimidar al otro, ser distante, justamente para no generar vínculos, esta conducta finalmente habla de una muy baja autoestima”, enseña.
Entonces, a la hora de preguntarse, ¿por qué no encuentro pareja con quien compartir la vida? la mejor opción será comenzar a mirarse, sanar y cambiar viejos patrones de comportamiento y aceptarse.
De seguro, esa alegría que provoca estar en el equilibrio se transmitirá para que él o la adecuada lleguen a la vida o uno se encuentre con ellas.
Aunque también el querer con tantas ansías estar en pareja generaría estados de ansiedad que tienden a “espantar”, según cuenta Andrea Burón Correa, de Árawa, Centro de Terapias Integrales.
Pero las razones pareciera que son más profundas. La especialista cree que está relacionado con problemas no resueltos con los padres, con las expectativas, con la repetición de patrones heredados, con la falta de autoestima y confianza en sí mismo.
“Detrás de todo eso se encuentra el diseño divino de la vida de cada uno, o el plan perfecto de su alma. Robert Schwartz habla de eso con bastante profundidad en el libro ‘El plan de tu alma’ y explica cómo antes de nacer los seres humanos elegimos los eventos que viviríamos en nuestra vida para cumplir el propósito con el que vinimos, tanto los eventos ‘dolorosos’ como los ‘positivos’”, sostiene.
Otras tendencias, dicen que las desavenencias entre las parejas que hacen imposible el encuentro, se deben a que los hombres son de Marte y las mujeres de Venus o que las mujeres deben ser cabronas para atraer a un hombre.
“Pero por más que leamos libros sobre estos temas, si no hemos aprendido los caminos del amor, si seguimos engañándonos a nosotros mismos, traicionándonos, faltándonos el respeto y dejando que los otros también lo hagan, seguiremos creyendo que no somos merecedores del amor”, agrega.
Su afirmación se relaciona con un punto importante, la autoestima. “Si mi esencia no es ser ‘cabrona, como lo aconseja uno de los libros, me voy a convertir en algo que no soy, sólo para atraer a un hombre… y puedo hacerlo, pero en cuanto ese hombre que se sintió atraído por una máscara, descubra lo que hay detrás, dejará de sentirse atraído, y esa relación terminará”, dice.
¿Qué hacer?
Por tanto, Andrea Burón, aconseja que el primer gran paso es conocerse a sí mismo, aceptarse, respetarse, ser fiel a sí mismo y amarse, porque argumenta que recién ahí se puede empezar a atraer a las personas correctas a nuestro lado.
“Es en este camino de autoconocimiento y autorrealización donde empezamos a despojarnos de los miedos que aprendimos desde que éramos pequeños”, afirma. En ese sentido, anima que el camino más fácil es ser uno mismo. Pero para serlo, habrá que sacarse el ego, las caretas, todo lo que se cree que uno es, para que desde ese lugar y con pasión se pueda realizar la misión de vida. Así, todo fluiría y la pareja se presentaría naturalmente.
“Tenemos que desandar los caminos del desamor, como dice Osho en su libro ‘Aprender a Amar’, donde entendemos que no sabemos lo que es verdaderamente el amor, porque cuando pequeños a la mayoría nos enseñaron que el amor era condicionado o requisito a portarse bien, comerse la comida y sacarse buenas notas.
Nacimos sabiendo lo que era el amor y luego lo olvidamos”, apunta. La terapeuta sostiene que cuando eliminamos las voces del pasado empezamos a liberarnos para experimentar el amor, porque dice que el amor verdadero libera. Lo demás es apego, celos, posesión, deseo de dominación.
“En el amor verdadero no existen los celos, ni el apego ni nada de eso, solo el deseo profundo de una comunión con el otro, el deseo de felicidad para el otro, incluso si eso significa no estar a su lado”, determina.
Comenta que el amor necesita una atmósfera de gratitud, de agradecimiento y de no exigencia, de no expectación. Por lo tanto, aconseja que en vez de pensar en cómo recibir amor, hay que empezar a darlo. Si das, recibirás.
En ese sentido, la terapeuta del Método Rai, Magdalena Villa (magdalenavilla@gmail.com ) dice que lo fundamental es querer relacionarse con un otro para disfrutar, pero siendo consciente de quién es la pareja, los dolores que cada uno trae a la relación y jamás relacionarse desde el miedo a la perdida.
“Creo que el tema de fondo es amarse a uno mismo, conocerse, valorarse, para poder poner límites y también para poder brindarle al otro lo que soy capaz de brindarme a mi misma. Es súper difícil pedirle al de al lado que te valore, respete y ame incondicionalmente, si es que tu no conoces este estado en ti mismo”, opina.
Aprender a estar solos
Otro aspecto importante para llamar al amor es aprender a estar solos. Andrea Burón, sostiene que una persona madura es aquella que no necesita nadie a quien apegarse o en quien apoyarse. Es aquella que es feliz con su soledad, que puede sentirse feliz consigo misma. Su soledad no es asilamiento sino un retiro meditativo, una celebración.
“Cuando somos capaces de estar solos, el buscar pareja no se hace por necesidad, ni por deseo de que ‘alguien me complete y me dé todo lo que mis padres y la vida no me dieron’, entonces, le estamos dando a nuestra futura relación una base realmente sólida, basada en el deseo de compartir nuestro caminar junto a un ser amado y no basada en la necesidad de que el otro llene los vacíos que me ha dejado la vida”, reflexiona.
Asimismo, para Magdalena Villa la soltería puede ser una tremenda oportunidad para desarrollar la individualidad, para conocerse, reconocerse y amarse.
“Aprender a hacer distintas cosas, viajar, coquetear, conocer a otros sin el peso de la pareja ni toda la responsabilidad y expectativas que se generan”, anima. Ahora, otra gran tarea es develar si en esta soltería se esconde el miedo a estar en pareja y ser feliz porque eso se proyecta, de acuerdo a lo que postula Villa.
“Se nos nota cuando estamos heridos y tratamos de esconderlo, donde muchos empiezan relaciones pero desde una coraza autoimpuesta, entonces el juego es intimidar al otro, ser distante, justamente para no generar vínculos, esta conducta finalmente habla de una muy baja autoestima”, enseña.
Entonces, a la hora de preguntarse, ¿por qué no encuentro pareja con quien compartir la vida? la mejor opción será comenzar a mirarse, sanar y cambiar viejos patrones de comportamiento y aceptarse.
De seguro, esa alegría que provoca estar en el equilibrio se transmitirá para que él o la adecuada lleguen a la vida o uno se encuentre con ellas.
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