La infidelidad no es sólo cosa de hombres. Muchas mujeres son infieles a sus parejas de vez en cuando, aunque, contradictoriamente, digan estar enamoradas.
Pero, a diferencia de ellos, cuando tienen aventuras extraconyugales, no suelen buscar sexo sino sentimientos.
El porqué y el cómo de las aventuras extramatrimoniales, tanto femeninas como masculinas, han sido objeto de estudio de muchos psicólogos e incluso, investigadores privados, uno de los gremios profesionales que más sabe de infidelidad. Según datos estadísticos, casi la mitad de las mujeres (una cifra similar a la masculina) engaña a sus parejas.
O sea, que casi uno de cada dos maridos o mujeres, engaña a su pareja. Cómo y por qué engañan Para ellas, el tener una aventura extraconyugal no significa necesariamente mantener relaciones sexuales, sino que puede tratarse de algo puramente emocional e incluso, platónico.
Sin embargo, consideran engaño desear o querer a otra persona al margen de su pareja, lo que las hace sentir culpables.
Desgraciadamente, los engaños son algo habitual en las parejas. Sin embargo, las mujeres tienen como argumento en su defensa que sus aventuras pueden, simplemente, ser relaciones afectivas sin contacto sexual.
Puede incluso tratarse de algo platónico pero que, de alguna manera, ellas consideran traición hacia su pareja porque lo ocultan. Y aunque haya sexo de por medio, también suele mezclarse con los sentimientos.
Son pocas las mujeres que declaran abiertamente estar sólo motivadas por el sexo cuando son infieles.
Ellas lo piensan más.
De hecho, a las mujeres les cuesta mucho más dar el paso de acostarse con alguien, mientras que los hombres funcionan más bien a la inversa: sus relaciones extraconyugales suelen ser estrictamente sexuales, sin intención de ir a nada más, y suelen dejarse llevar por impulsos puramente físicos sin pensar en las consecuencias que ello pueda tener y sin tener demasiados sentimientos de culpa.
De todas formas, aunque la aventura llegue a ser sexual, las mujeres tienen necesidad de sentirse queridas, de que haya sentimientos de por medio. Engañar a sus parejas suele producirles grandes remordimientos e intranquilidad.
El qué dirán
Una mujer casi siempre tiene en cuenta el daño a su pareja y su medio social, sobre todo ‘el qué dirán’, frente a la posibilidad de tener una aventura y, antes de tenerla, piensa en los fríamente en los ‘pros’ y los ‘contras’.
Puede ser infiel de manera premeditada, organizada e incluso práctica, teniendo en cuenta, por ejemplo, si sus horarios o sus obligaciones se lo permiten.
Otro factor determinante que una mujer suele considerar antes de tener una aventura, es si su relación matrimonial le satisface. Generalmente, una mujer contenta con su pareja no tiene aventuras ni se deja tentar.
La satisfacción sexual parece no tener demasiada influencia en este hecho, ya que las mujeres suelen buscar aventuras de tipo emocional.
Puede que el sexo les funcione de maravilla con su pareja pero necesiten una dosis de pasión, misterio o cariño.
Pero, a diferencia de ellos, cuando tienen aventuras extraconyugales, no suelen buscar sexo sino sentimientos.
El porqué y el cómo de las aventuras extramatrimoniales, tanto femeninas como masculinas, han sido objeto de estudio de muchos psicólogos e incluso, investigadores privados, uno de los gremios profesionales que más sabe de infidelidad. Según datos estadísticos, casi la mitad de las mujeres (una cifra similar a la masculina) engaña a sus parejas.
O sea, que casi uno de cada dos maridos o mujeres, engaña a su pareja. Cómo y por qué engañan Para ellas, el tener una aventura extraconyugal no significa necesariamente mantener relaciones sexuales, sino que puede tratarse de algo puramente emocional e incluso, platónico.
Sin embargo, consideran engaño desear o querer a otra persona al margen de su pareja, lo que las hace sentir culpables.
Desgraciadamente, los engaños son algo habitual en las parejas. Sin embargo, las mujeres tienen como argumento en su defensa que sus aventuras pueden, simplemente, ser relaciones afectivas sin contacto sexual.
Puede incluso tratarse de algo platónico pero que, de alguna manera, ellas consideran traición hacia su pareja porque lo ocultan. Y aunque haya sexo de por medio, también suele mezclarse con los sentimientos.
Son pocas las mujeres que declaran abiertamente estar sólo motivadas por el sexo cuando son infieles.
Ellas lo piensan más.
De hecho, a las mujeres les cuesta mucho más dar el paso de acostarse con alguien, mientras que los hombres funcionan más bien a la inversa: sus relaciones extraconyugales suelen ser estrictamente sexuales, sin intención de ir a nada más, y suelen dejarse llevar por impulsos puramente físicos sin pensar en las consecuencias que ello pueda tener y sin tener demasiados sentimientos de culpa.
En general, no suelen darle demasiada importancia a las aventuras y afirman seguir queriendo igual o sólo a sus parejas, pese a haberlas engañado.
De todas formas, aunque la aventura llegue a ser sexual, las mujeres tienen necesidad de sentirse queridas, de que haya sentimientos de por medio. Engañar a sus parejas suele producirles grandes remordimientos e intranquilidad.
El qué dirán
Una mujer casi siempre tiene en cuenta el daño a su pareja y su medio social, sobre todo ‘el qué dirán’, frente a la posibilidad de tener una aventura y, antes de tenerla, piensa en los fríamente en los ‘pros’ y los ‘contras’.
Puede ser infiel de manera premeditada, organizada e incluso práctica, teniendo en cuenta, por ejemplo, si sus horarios o sus obligaciones se lo permiten.
Otro factor determinante que una mujer suele considerar antes de tener una aventura, es si su relación matrimonial le satisface. Generalmente, una mujer contenta con su pareja no tiene aventuras ni se deja tentar.
La satisfacción sexual parece no tener demasiada influencia en este hecho, ya que las mujeres suelen buscar aventuras de tipo emocional.
Puede que el sexo les funcione de maravilla con su pareja pero necesiten una dosis de pasión, misterio o cariño.
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