"No voy a fingir que soy pobre para que me aceptes" y "no tengo la culpa de ser rica y que a mi padre le guste mantenerme" son algunas de las frases célebres que desataron la batalla entre las redes sociales y Rachael Sacks, una chica norteamericana de 20 años, que se sintió discriminada por ser rica.
Las descargas fueron mediáticas. Enojada, escribió un ensayo que publicó en la web thoughtcatalog.com, titulado “I’m The ‘Rich’ Girl You Love To Hate And You’re All Idiots For It”. (Soy la niña rica que todos aman odiar y ustedes son unos idiotas por eso).
Según ella, en la fila de la tienda Gristedes cerca del West Village, la cajera y otra clienta, se rieron y la miraron mal por llevar un bolso de marca Mulberry de más de 1,500 dólares y pedir una Coca Cola Light.
“Cuando estaba dispuesta a pagar mi compra, tras mirarme de arriba a abajo, una mujer que era mayor que yo, le dijo a la cajera que ella fue a una universidad pública para que sus padres ahorrasen con sus estudios. La cajera respondió que le parecía de lo más inteligente", explicó en el blog.
Pero el asunto recién comenzaba. Pagó, se despidió pero lo único que le respondieron fue un brutal silencio y una agresiva mirada. “Fue como si me quisiesen decir, mira esta hija de papá gastando todo su dinero”.
Herida, dice que ella no tiene la culpa de ser rica ni que a su padre le guste mantenerla. “No he tenido que ir a ninguna escuela pública. La gente no debería de hacer que otros nos sintiéramos mal por esto. Crecí en una zona rica donde se crían hijos perfectos. Fui a la escuela privada cuando era más joven, pero siempre había alguien más rico que yo. No soy de esas personas que aparentan ser pobre para relacionarse con la gente", se defendió cavando su propia tumba.
Batalla infernal
Por sus dichos, salió en la portada del New York Post (nypost.com) y en un sitio de chismes Gawker (gawker.com), pero su historia se sigue viralizando. Es que las reacciones van desde “Pobre niña rica”, “no eres más que una perdedora”, “¡mereces la muerte!”, hasta “¿Así que pretendes que te aceptemos? vas a ser conocida el resto de tu vida como alguien de la que todo el mundo se burlaba en internet”. Los comentarios son miles y continúan surgiendo en las redes sociales y medios al darse a conocer la insólita historia.
Y, como se considera un personaje público, excéntrico y sobre todo millonario, su cuenta pública en twitter, @ransacks, es un canal para los insultos, donde y definitivamente, se ganó el título de ser la persona rica más odiada de la red.
"Solo espero que alguien no me vea por la calle y decida escupirme a la cara", reaccionó sin espantarse ni arrepintiéndose, más en forma sarcástica se rió, posteando un “La, la, la. Todo el mundo me odia. Suck it!”.
Rachael Sacks asiste a un programa de escritura en la Eugene Lang Liberal Arts College privada en la New School de Manhattan, donde paga cerca de 40,000 dólares al año por matrícula y cuotas, aunque el coste anual es más de 61,000 dólares, una de las universidades más cara del país.
Su padre es el doctor Preston Sacks, un médico especialista en fertilidad, prominente en Maryland. La familia vive en una casa de $700,000 en Bethesda y la pequeña en un departamento de un edificio antiguo cerca de Manhattan.
“Yo siento que nací en grandes circunstancias financieras y a mi padre le gusta darme cosas. ¿Qué quieres de mí?”, se defendió.
Es que el asunto en cuestión no es el dinero de su familia sino la actitud rebelde, irónica y burlona que tiene frente al común de las personas que no viven en esa burbuja.
De todas maneras, la “pobre niña rica” sigue sumando portadas y comentarios, y lo último que publicó es que necesitará un equipo de expertos en publicidad y estilistas por el nivel de fama que está alcanzando.
¿Hasta cuándo seguirá así de rebelde? ¿Su padre apoya sus escándalos? ¿Seguirán avalándola?
Rachael Sacks dejó entrever en la entrevista al New York Post que su papá la apoya y que solo se independizará dentro de unos años, cuando termine su escuela.
Mientras tanto, sigue dando que hablar a través de sus otros post como “13 cosas que debieran existir en Nueva York para las mujeres de 20 años” y “Confesión: Soy un masturbador crónico femenino”.
“La crítica y la atención que me han dada es estúpida. Soy joven, soy irrelevante, ¿por qué no se preocupan por otras cosas?... Debe haber sido un día terrible con noticias muy lentas.
Estuve mirando CNN y todas las historias eran muy malas, algo sobre un monstruo marino en la playa de California. ¿Por qué me dan tanta atención? Vayan a buscar algo más”, declaró.
Las descargas fueron mediáticas. Enojada, escribió un ensayo que publicó en la web thoughtcatalog.com, titulado “I’m The ‘Rich’ Girl You Love To Hate And You’re All Idiots For It”. (Soy la niña rica que todos aman odiar y ustedes son unos idiotas por eso).
Según ella, en la fila de la tienda Gristedes cerca del West Village, la cajera y otra clienta, se rieron y la miraron mal por llevar un bolso de marca Mulberry de más de 1,500 dólares y pedir una Coca Cola Light.
“Cuando estaba dispuesta a pagar mi compra, tras mirarme de arriba a abajo, una mujer que era mayor que yo, le dijo a la cajera que ella fue a una universidad pública para que sus padres ahorrasen con sus estudios. La cajera respondió que le parecía de lo más inteligente", explicó en el blog.
Pero el asunto recién comenzaba. Pagó, se despidió pero lo único que le respondieron fue un brutal silencio y una agresiva mirada. “Fue como si me quisiesen decir, mira esta hija de papá gastando todo su dinero”.
Herida, dice que ella no tiene la culpa de ser rica ni que a su padre le guste mantenerla. “No he tenido que ir a ninguna escuela pública. La gente no debería de hacer que otros nos sintiéramos mal por esto. Crecí en una zona rica donde se crían hijos perfectos. Fui a la escuela privada cuando era más joven, pero siempre había alguien más rico que yo. No soy de esas personas que aparentan ser pobre para relacionarse con la gente", se defendió cavando su propia tumba.
Batalla infernal
Por sus dichos, salió en la portada del New York Post (nypost.com) y en un sitio de chismes Gawker (gawker.com), pero su historia se sigue viralizando. Es que las reacciones van desde “Pobre niña rica”, “no eres más que una perdedora”, “¡mereces la muerte!”, hasta “¿Así que pretendes que te aceptemos? vas a ser conocida el resto de tu vida como alguien de la que todo el mundo se burlaba en internet”. Los comentarios son miles y continúan surgiendo en las redes sociales y medios al darse a conocer la insólita historia.
Y, como se considera un personaje público, excéntrico y sobre todo millonario, su cuenta pública en twitter, @ransacks, es un canal para los insultos, donde y definitivamente, se ganó el título de ser la persona rica más odiada de la red.
"Solo espero que alguien no me vea por la calle y decida escupirme a la cara", reaccionó sin espantarse ni arrepintiéndose, más en forma sarcástica se rió, posteando un “La, la, la. Todo el mundo me odia. Suck it!”.
Rachael Sacks asiste a un programa de escritura en la Eugene Lang Liberal Arts College privada en la New School de Manhattan, donde paga cerca de 40,000 dólares al año por matrícula y cuotas, aunque el coste anual es más de 61,000 dólares, una de las universidades más cara del país.
Su padre es el doctor Preston Sacks, un médico especialista en fertilidad, prominente en Maryland. La familia vive en una casa de $700,000 en Bethesda y la pequeña en un departamento de un edificio antiguo cerca de Manhattan.
“Yo siento que nací en grandes circunstancias financieras y a mi padre le gusta darme cosas. ¿Qué quieres de mí?”, se defendió.
Es que el asunto en cuestión no es el dinero de su familia sino la actitud rebelde, irónica y burlona que tiene frente al común de las personas que no viven en esa burbuja.
De todas maneras, la “pobre niña rica” sigue sumando portadas y comentarios, y lo último que publicó es que necesitará un equipo de expertos en publicidad y estilistas por el nivel de fama que está alcanzando.
“La mayoría de la gente que tiene este nivel de fama tiene un esteticista para el cabello y el maquillaje porque si vas a ser fotografiado tienes que arreglar el cabello, quizás el maquillaje, pero tal vez yo no”, aclaró.
¿Hasta cuándo seguirá así de rebelde? ¿Su padre apoya sus escándalos? ¿Seguirán avalándola?
Rachael Sacks dejó entrever en la entrevista al New York Post que su papá la apoya y que solo se independizará dentro de unos años, cuando termine su escuela.
Mientras tanto, sigue dando que hablar a través de sus otros post como “13 cosas que debieran existir en Nueva York para las mujeres de 20 años” y “Confesión: Soy un masturbador crónico femenino”.
“La crítica y la atención que me han dada es estúpida. Soy joven, soy irrelevante, ¿por qué no se preocupan por otras cosas?... Debe haber sido un día terrible con noticias muy lentas.
Estuve mirando CNN y todas las historias eran muy malas, algo sobre un monstruo marino en la playa de California. ¿Por qué me dan tanta atención? Vayan a buscar algo más”, declaró.
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