En la actualidad los nuevos vínculos amorosos se han vuelto a veces en una “misión imposible”, pasó de ser algo agradable a convertirse en un desafío. Veamos el porqué y cómo podríamos encarar un proyecto de construir y disfrutar de un buen amor.
Aunque las alternativas para conocer a alguien interesante se han diversificado, por ejemplo el caso de las Speed date (o citas rápidas), salas de chat y todas las opciones que ofrece nuestro mundo globalizado actual, conseguir una pareja se ha convertido en un verdadero desafío.
Muchas personas se quejan que cada vez es más difícil formar una pareja estable y más aún mantener un vínculo amoroso duradero. ¿A qué se debe esto? Por un lado vivimos en sociedades elitistas, que nos piden no sólo que seamos exitosos en lo profesional sino también en lo personal. A las mujeres se les exige que sean guapas, delgadas, buenas amantes, buenas profesionales; a los hombres que sean atléticos, buenos amantes, que tengan un buen pasar económico. Los niveles de exigencia actuales para conseguir una pareja se han incrementado, entonces “el otro” no responde a las necesidades que tiene esa persona que quiere encontrar alguien. Por otro lado, a nivel psicológico hay conductas y pre-concepciones que preceden a la formación de la pareja y que dificultan la formación de un vínculo amoroso. Para la terapeuta y sexóloga Alicia Krammer “venimos impregnados de modelos familiares. Entonces uno va a formar una pareja bajo una de dos líneas divergentes: en la primera puede acomodar ese ideal de pareja a los modelos de los padres (“este hombre te conviene, hija mía” o “se parece a papá”), porque se asimila a la cultura que provengo. Hay otra que se forma por divergencia: si mi padre fue un hombre indiferente, me busco un hombre pegajoso; si mi madre fue una persona salidora, me busca una mujer hogareña”.
Sin embargo no está todo perdido según señala Krammer “hay una tercer vía que me parece la más sana para buscar pareja, es y buscar lo diferente a mí, esa persona que me haga crecer a partir de su diferencia, que ponga a prueba mis convicciones, sino hay demasiado conflicto, esto me lleva a crecer”.
Para conseguir pareja, algo importante que tenemos que señalar es no mostrar desesperación (un error que cometen muchas personas) sino disponibilidad. La desesperación es mala consejera, porque tiende a la idealización de las personas con la que uno se encuentra. ¿A qué nos referimos con disponibilidad? Consiste en abrir nuestra mente: en aprovechar cada experiencia de mirar, tocar, sentir, oler al otro, en una palabra el descubrimiento del otro universo. Esa es la disponibilidad de una persona.
Aunque las alternativas para conocer a alguien interesante se han diversificado, por ejemplo el caso de las Speed date (o citas rápidas), salas de chat y todas las opciones que ofrece nuestro mundo globalizado actual, conseguir una pareja se ha convertido en un verdadero desafío.
Muchas personas se quejan que cada vez es más difícil formar una pareja estable y más aún mantener un vínculo amoroso duradero. ¿A qué se debe esto? Por un lado vivimos en sociedades elitistas, que nos piden no sólo que seamos exitosos en lo profesional sino también en lo personal. A las mujeres se les exige que sean guapas, delgadas, buenas amantes, buenas profesionales; a los hombres que sean atléticos, buenos amantes, que tengan un buen pasar económico. Los niveles de exigencia actuales para conseguir una pareja se han incrementado, entonces “el otro” no responde a las necesidades que tiene esa persona que quiere encontrar alguien. Por otro lado, a nivel psicológico hay conductas y pre-concepciones que preceden a la formación de la pareja y que dificultan la formación de un vínculo amoroso. Para la terapeuta y sexóloga Alicia Krammer “venimos impregnados de modelos familiares. Entonces uno va a formar una pareja bajo una de dos líneas divergentes: en la primera puede acomodar ese ideal de pareja a los modelos de los padres (“este hombre te conviene, hija mía” o “se parece a papá”), porque se asimila a la cultura que provengo. Hay otra que se forma por divergencia: si mi padre fue un hombre indiferente, me busco un hombre pegajoso; si mi madre fue una persona salidora, me busca una mujer hogareña”.
Sin embargo no está todo perdido según señala Krammer “hay una tercer vía que me parece la más sana para buscar pareja, es y buscar lo diferente a mí, esa persona que me haga crecer a partir de su diferencia, que ponga a prueba mis convicciones, sino hay demasiado conflicto, esto me lleva a crecer”.
Para conseguir pareja, algo importante que tenemos que señalar es no mostrar desesperación (un error que cometen muchas personas) sino disponibilidad. La desesperación es mala consejera, porque tiende a la idealización de las personas con la que uno se encuentra. ¿A qué nos referimos con disponibilidad? Consiste en abrir nuestra mente: en aprovechar cada experiencia de mirar, tocar, sentir, oler al otro, en una palabra el descubrimiento del otro universo. Esa es la disponibilidad de una persona.