Noticias Padre las Casas– Atracos, muerte, baleados, turbas y mucha tensión dominan el ambiente que se vive en Padre Las Casas en las últimas horas, donde haitianos han cometidos diferentes delitos en contra de los nuestros y se han desatado algunas represalias.
Desde el pasado sábado 22, la comunidad ha expresado de distintas formas su indignación por la muerte aún no aclarada de Vidal de la Cruz y antes de que saliera el sol.
Aproximadamente a las 9:00 am de ayer, Evangelista de León denunció que unos haitianos trataron de atracarlo y de acuerdo con su versión le hicieron dos disparos y él respondió de la misma forma, para defenderse, presentó dos cartuchos de escopeta disparados. La policía se movió rápido y cuando intentaba detener uno de ellos, fueron agredidos por lo que tuvieron que dispararle hiriéndolo en una pierna, con entrada y salida.
En Villa Ocoa una turba atacó a otro haitiano y éste terminó con herida en la región pélvica, de entrada sin salida. El herido por la policía dice llamarse Bener Atelie, de 24 años y el otro herido es Nanelli Alexander, de 22 años. Ambos fueron enviados a un hospital de Azua, no solo por la gravedad de las heridas, sino para alejarlos del tenso ambiente que se vive en esta población.
Mientras esto ocurría, se producía el masivo sepelio del malogrado Vidalito, ocasión que aprovechó la muchedumbre para gritar consignas en contra de los haitianos y pedir justicia, por la creencia, casi generalizada, de que a Vidal lo atracaron y mataron nacionales haitianos.
Cercano al medio día, conociendo la situación de inseguridad en que se encontraban, un grupo de haitianos se refugió en el destacamento de la policía y pidieron que los montaran en una guagua para irse en forma voluntaria. Momento de mocha tensión se vivieron cuando los miembros de la uniformada sacaban a los haitianos del cuartel, porque muchos querían agredirlos, gritando que los dejaran libres para, según los revoltosos, “arreglarlos”.
A última hora se supo que la policía recuperó la moto en la que andaba Vidalito en un sector conocido como La Mallita de Las Yayas, donde había sido dejado abandonado “porque se le acabó la gasolina”. Esperamos que vuelva la calma, que se aclare lo de la muerte de Vidal, que la sensatez y la cordura prevalezcan y que Dios nos ilumine.
Desde el pasado sábado 22, la comunidad ha expresado de distintas formas su indignación por la muerte aún no aclarada de Vidal de la Cruz y antes de que saliera el sol.
Aproximadamente a las 9:00 am de ayer, Evangelista de León denunció que unos haitianos trataron de atracarlo y de acuerdo con su versión le hicieron dos disparos y él respondió de la misma forma, para defenderse, presentó dos cartuchos de escopeta disparados. La policía se movió rápido y cuando intentaba detener uno de ellos, fueron agredidos por lo que tuvieron que dispararle hiriéndolo en una pierna, con entrada y salida.
En Villa Ocoa una turba atacó a otro haitiano y éste terminó con herida en la región pélvica, de entrada sin salida. El herido por la policía dice llamarse Bener Atelie, de 24 años y el otro herido es Nanelli Alexander, de 22 años. Ambos fueron enviados a un hospital de Azua, no solo por la gravedad de las heridas, sino para alejarlos del tenso ambiente que se vive en esta población.
Mientras esto ocurría, se producía el masivo sepelio del malogrado Vidalito, ocasión que aprovechó la muchedumbre para gritar consignas en contra de los haitianos y pedir justicia, por la creencia, casi generalizada, de que a Vidal lo atracaron y mataron nacionales haitianos.
Cercano al medio día, conociendo la situación de inseguridad en que se encontraban, un grupo de haitianos se refugió en el destacamento de la policía y pidieron que los montaran en una guagua para irse en forma voluntaria. Momento de mocha tensión se vivieron cuando los miembros de la uniformada sacaban a los haitianos del cuartel, porque muchos querían agredirlos, gritando que los dejaran libres para, según los revoltosos, “arreglarlos”.
A última hora se supo que la policía recuperó la moto en la que andaba Vidalito en un sector conocido como La Mallita de Las Yayas, donde había sido dejado abandonado “porque se le acabó la gasolina”. Esperamos que vuelva la calma, que se aclare lo de la muerte de Vidal, que la sensatez y la cordura prevalezcan y que Dios nos ilumine.