El ser humano es un animal social. Las personas necesitamos de la compañía. Pero tambíen es cierto que esas personas, todas, por su intelecto saben cómo, llegado el caso (el momento) resolver el problema, al menos si no todos la mayoría sí. Me explico:
Hay quien decide estar solo y se adapta a ello. En este caso, la soledad no es una disfunción sino una decisión. Se supone que el que decide tal cosa es muy consciente de dónde se mete. Casos: monjes, anacoretas, gente extraña o rara, etc.
Hay quien sin decidirlo se encuentra de pronto solo como la una. La vida es así de cruel. Toda su vida estuvo en compañía y de buenas a primeras se le vino encima una soledad no querida. En estos casos la soledad es un problema; pero dependiendo del humor de cada cual, se puede sobrellevar, superar o caer en una tremenda depresión. Casos: una mujer o un hombre que han convivido a tu lado una gran parte de tu vida, por amor o por fidelidad o cualquier otra causa. La más llamativa quizá sea la del matrimonio largo, el que ha durado 50 años o más, en cuyo caso la persona se supone que ya es mayor. De pronto queda sola. Aquí se pueden producir varias reacciones. Si la persona ha dependido mucho del otro, será complicado recuperar el equilibrio emocional. Si no, es más fácil. Una viuda o viudo que queda solo por fallecimiento del esposo (a), puede terminar mal y hasta se han dado casos de suicidios.
Pero como decía arriba, la inteligencia del ser humano se ve obligada a buscar paliativos a la situación emocional sobrevenida: una mascota, cultivar amistades, acercarse a los hijos -si los tiene- hacer algo que te llene y no caer en el deterioro que provoca el aburrimiento, dedicarse a la jardinería, qué sé yo.
Personalmente no creo que la soledad sea la espoleta para provocar una enfermedad. Aquí he leído respuestas de médicos y creo que no lo confirman; sólo Lysam Cuctom habla de ‘problemas de salud’, pero no de enfermedad abiertamente. A lo más que llegan es a plantear problemas depresivos que como no soy médico, no sé si está catalogada como enfermedad. Sin ser médico, no obstante me atrevo a conjeturar que la depresión no es una enfermedad, sino un estado de ánimo negativo. Pero, repito, no lo sé con argumentos fehacientes de que sea así.
Más que enfermedad opino que la soledad es mala para nosotros, porque estar solo no es lo que nadie busca (salvo esas excepciones de los meditadores y anacoretas que ellos sabrán por qué lo hacen).
Ayer mismo yo tuve una mala tarde. Me encontré solo, sí, solo porque mi esposa había ido a pasar el día con unas amigas. De pronto, yo que no suelo aburrirme pues afortunadamente poseo cualidades para evitar eso (pintar, escribir, leer, pasear, tocar mi saxo y hasta Quora…, me entró morriña. ¿Qué hice? Creo que mi reacción no se la recomiendo a nadie porque dice poco de mí: me acosté y tapé hasta la cabeza y fueron pasando, como en una película retrospectiva, imágenes de mi vida, desde pequeño, de estudiante, de trabajador, de mayor, de mis años bonitos con mis padres, con mi esposa, con mis amigos… En definitiva, estaba triste. ¿De verdad fue debido a que me encontré solo unas cuantas horas? ¿Tuvo algo que ver la ausencia de mi esposa que, además, no es la primera vez que va con sus amigas? ¿Cómo es posible que cayera en esa modorra absurda -ahora lo digo, pero ayer, cuando estaba como he comentado no me lo planteaba así- yo que he sido un luchador toda mi vida y me he visto más que solo y en muchas ocasiones, desde joven? No lo creo. En mi opinión sería debido a que mis emociones se rebelaron de pronto y caí en un estado en el que no suelo caer. Pero yo no soy un ejemplo a seguir.
En conclusión y desde mi punto de vista:
- La soledad es mala.
- No creo que sea causa de enfermedad alguna, si acaso de una aproximación a la depresión.
- Hay que acostumbrarse o irse preparando por si acaso (al menos yo lo hago).
- Decididamente, llegará un momento en el que la soledad será mi única compañera: amigos que se me van muriendo, padres que ya se fueron, hijos que andan por el mundo trabajando…
- A lo mejor nunca estaré solo de verdad, pues yo moriré antes que mi esposa, con lo que no dará lugar a esa situación emocional que a todos nos llega. Y si es al revés ¡qué remedio!
Lo único que puedo asegurar (y me estoy arriesgando) es a decir que nunca me daré un tiro ni me lanzaré al vacío. Al menos esa es mi idea.
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